La magnitud del problema se mide en años: un alumno de Extremadura llega a acumular un desfase de un curso escolar con respecto a los alumnos de Galicia, Castilla León, y otras regiones que obtienen mejores resultados en Pisa; es decir, un alumno castellano-leonés, con 9 años de escolaridad, consigue los mismos resultados que un alumno extremeño al finalizar los 10 años de escolaridad obligatoria. Es un problema de desventaja, de desequilibrio, en los resultados que obtienen los alumnos en el sistema educativo extremeño con respecto a los de otras regiones.
La noticia se publicó en la prensa regional con este titular: "PISA sitúa a los alumnos extremeños como los terceros con menor competencia en Matemáticas y Ciencias".
Luego, no ha pasado nada y nadie se da por aludido. Debe ser que nos hemos acostumbrado a que eso sea así, que estamos instalados en la indiferencia y que nos hemos resignado.
Por su parte, la Consejería de Educación, en rueda de prensa, (se puede ver en La Gaceta), ha hecho el siguiente análisis: en matemáticas, Extremadura baja tres puntos frente a los cinco que baja España y, en ciencias, Extremadura baja un punto y España diez, lo cual hace que “en Extremadura vayamos convergiendo con España en cuanto a resultados educativos” . Según esa forma de ver las cosas, para conseguir que los resultados de nuestra región sean similares a los de España, ¿tendremos que esperar a que sigan bajando los resultados del resto de regiones?. En otro momento, se llega a decir algo tan sorprendente como lo que sigue: la “fuerte apuesta” del Gobierno extremeño por la educación, con la puesta en marcha de un plan integral de mejora a partir del 2015, ha sido lo que “nos ha permitido no descender tanto como otras comunidades y avanzar en igualdad y equidad"; es decir, ¡se hace una fuerte apuesta para descender "poquito"!.
Aquí también se echa de menos que la Consejería elabore y lidere un amplio proyecto que aglutine voluntades y que nos lleve a superar la situación actual.
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