28 ago 2024

Como pollos sin cabeza, como barco sin timón

La dinámica de los centros educativos es circular:  a lo largo de cada curso se repite siempre el mismo ciclo, con los mismos procesos, que son muchos y variados, y la misma falta de tiempo para todo; de esa forma, nos pasamos la vida tachando líneas de la interminable lista de "cosas por hacer" y respirando aliviados cada vez que reducimos esa lista. Son vueltas de noria, de diez meses, en las que lo importante es dar la vuelta completa sin dejar nada sin hacer. Al final, se cumple eso de que "lo urgente impide hacer lo importante" y, en definitiva, nos encontramos yendo detrás de los acontecimientos, como bomberos, como pollos sin cabeza. 

Necesidad de disponer de objetivos bien definidos

Por ello, es necesario que los equipos directivos busquen tiempo y espacio para establecer los objetivos, el horizonte, las referencias que van a iluminar la frenética vida diaria de su centro educativo. Nadie más puede  hacer esa labor, de tal forma que si un equipo directivo no la realiza, se queda sin hacer. 

Sin objetivos o referencias válidas, solo hay vueltas de noria, es como ir en un barco sin rumbo. Y cuando no se sabe a dónde se quiere ir, lo lógico es que nos encontremos con la desagradable sorpresa de que vamos a donde no queríamos ir. 

El problema está en que cualquier objetivo no sirve; de hecho, en los centros educativos hay cientos o miles de objetivos demasiados abstractos e indeterminados que se formulan de forma genérica (mejorar la ..., potenciar la ..., favorecer la ..., ) y que, por su ambigüedad, no son referencias.

Nuestra experiencia

Durante bastantes años, y con varios centros, hemos recorrido un camino interesante, procurando que la PGA se sustentase en dos o tres objetivos SMART, y de esa forma se ha intentado que todas las actividades y procesos que se llevan a cabo a lo largo del curso tuviesen el sentido de contribuir al logro de esos objetivos. 

Las conclusiones que hemos obtenido son las siguientes: 

  • Los objetivos no pueden versar sobre cualquier asunto: deben centrarse en los aspectos relevantes de la vida del centro, que, fundamentalmente, son los resultados de los alumnos, (o aspectos muy próximos a los resultados) entendidos estos en un sentido amplio. Por tanto, lo que no se refiere a la mejora de los resultados de aprendizaje no pueden ser objetivos del centro. Por ejemplo, no se puede formular como objetivo del centro "Elaborar o revisar el Proyecto Educativo del Centro". Eso será una tarea que habrá que realizar porque toca hacerlo, pero esa tarea no puede desviar nuestra atención de lo más importante: conseguir los mejores resultados de aprendizaje en nuestros alumnos. 
  • Los objetivos tienen que ser SMART. Entre otras consideraciones, si un objetivo no incluye un indicador claro no es posible saber si se consigue o no.
  • Esos objetivos SMART, tienen que ser aceptados y asumidos por la mayoría de los miembros de la comunidad educativa. Solo así, podrán orientar y dar sentido a las innumerables actividades que se realizan en cada centro.
  • En definitiva, es muy difícil definir uno o dos objetivos que orienten toda la actividad del centro, pero, a la vez, son imprescindibles para dar sentido a lo que hacemos. En la definición de los objetivos la IA nos ofrece una ayuda muy valiosa, como lluvia de ideas, para después poder elegir o elaborar el objetivo SMART sobre un aspecto elegido previamente. 

De la reflexión a la práctica

En la plantilla que se ha publicado hace unos días, la parte destinada a la definición de los objetivos SMART es la parte más elaborada y se ha hecho teniendo presente las conclusiones anteriores: es una página, con cuatro subpáginas, que intenta facilitar el proceso que desemboca en la elaboración de dos objetivos SMART. 
Será interesante conocer tu opinión sobre esta entrada.

 


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2 comentarios:

  1. El análisis presentado en el texto es muy pertinente y enriquecedor, por ello, me gustaría hacer algunas aportaciones para maximizar el impacto en los centros educativos. La metáfora del "barco sin timón" es efectiva para describir la falta de dirección, pero el problema, desde mi punto de vista, no se limita a la ausencia de objetivos concretos en la PGA. Es esencial dar mayor relevancia a los proyectos de dirección, que deben guiar el funcionamiento del centro con una visión clara y objetivos bien definidos.
    Los objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales) son una herramienta crucial para orientar las acciones del equipo directivo y del claustro. Cuando se utilizan correctamente, estos objetivos aseguran un liderazgo coherente y enfocado, alineando a toda la comunidad educativa hacia metas comunes y logrando un impacto tangible en el aprendizaje y desarrollo del alumnado. Sin embargo, es vital que estos objetivos no se limiten a cumplir con requisitos burocráticos, sino que se enmarquen dentro de un proyecto de dirección ilusionante y motivador, conocido y compartido por todos.
    Es crucial que el proyecto de dirección actúe como el timón del centro, siendo inclusivo, motivador e innovador. Un liderazgo pedagógico que se centre en formular y alcanzar objetivos SMART, construidos en conjunto con el claustro, no solo facilita el cumplimiento de las metas, sino que también crea un sentido de propósito compartido. Esto es especialmente importante para evitar que los objetivos se perciban como una carga más, y para asegurar que guíen de manera efectiva las acciones hacia la mejora continua.
    Si bien los objetivos SMART son fundamentales, es importante evitar que se conviertan en una camisa de fuerza que limite la visión educativa. La presión por cumplir con indicadores cuantificables puede desviar la atención de aspectos igualmente importantes, como el desarrollo integral del alumnado y la creación de un ambiente escolar positivo. Por lo tanto, al formular estos objetivos, es crucial mantener un enfoque holístico que considere tanto los resultados medibles como los aspectos cualitativos del proceso educativo.
    En conclusión, establecer objetivos SMART claros y bien definidos es esencial para evitar que los centros educativos funcionen sin rumbo. No obstante, para que estos objetivos tengan un impacto real y positivo, deben enmarcarse en un proyecto de dirección inspirador, que movilice al claustro y garantice un enfoque integral en la educación. Un liderazgo pedagógico comprometido con la construcción y cumplimiento de objetivos SMART es clave para transformar la dinámica de los centros educativos y asegurar tanto el éxito académico como el bienestar del alumnado.

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  2. Gracias por el comentario.
    Estoy de acuerdo con las prevenciones que se mencionan en el comentario para evitar que los objetivos SMART produzcan efectos no deseados, si bien, como en todo proceso, se hace camino al andar; es decir, la propia comunidad educativa puede encontrar la forma de establecer los objetivos que necesite el centro para la mejora constante.
    Sin embargo, no estoy de acuerdo en que el proyecto de dirección tenga la importancia que se le confiere en el comentario, porque eso supone que la dinámica de todo un centro depende de la voluntad de una persona. Se pretende que el proyecto de dirección sea la base donde sustentar los objetivos del centro porque, “debe guiar el funcionamiento del centro”. Al contrario, creo que el diseño del horizonte del centro educativo debe ser una tarea colectiva, en la que participan todos los miembros de la comunidad.

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