11 jul 2020

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Tiempo de memorias



Ha pasado la vorágine, llena de ansiedades e incertidumbres, del curso más complicado de nuestras vidas. Hemos llegado al final como buenamente hemos podido y estamos en el tiempo de las memorias, el tiempo de mirar atrás y contemplar el camino recorrido en toda su amplitud.

En estos días, los equipos directivos, y todos los docentes, tienen la agradable sensación del “deber cumplido” y de haber llegado al final del viaje que se inició en el mes de septiembre. Esta vez, esa sensación es mayor, ya que han tenido que sortear imprevistos de dimensiones colosales.

El caso es que al mirar hacia atrás se divisan esos miles y miles de pequeños procesos que, a lo largo del curso se encadenan unos con otros en un continuo interminable. La realidad del día a día es un agujero negro que absorbe la energía y el trabajo de todos los profesionales y de todos los alumnos y familiares.

Es ahora cuando se agradece que el centro disponga de las mejores referencias posibles; se valora que el centro tenga metas y objetivos bien trazados. Por eso, la gran diferencia está entre tener la sensación de que se han realizado tantas y tantas tareas sin saber muy bien a dónde nos llevaban o, por el contrario, sentir que se forma parte de un proyecto conjunto en el que todo el trabajo realizado nos ha servido para situarnos más cerca de los objetivos propuestos; en definitiva, es la diferencia entre avanzar dando tumbos o caminar hacia el destino elegido. Incluso cuando surgen dificultades, o precisamente entonces, es cuando se necesita tener la motivación de conseguir lo que nos hemos propuesto.

No es fácil definir objetivos que sean buenas referencias, porque eso supone, en primer lugar, que son objetivos que conectan con las aspiraciones y anhelos de la mayor parte de la comunidad educativa; y, en segundo lugar, que están bien definidos y por ello orientan y dan sentido a todas y cada una de las acciones que se llevan a cabo en el centro.

El problema está en que un equipo directivo se siente perdido, en un bosque con demasiados árboles, cuando pretende seleccionar dos o tres aspectos nucleares que puedan sustentar esos objetivos. Hace un año descubrimos un sistema de indicadores que puede ayudar a elegir los ejes sobre los que definir los objetivos. No es una lista o relación más que recoge aspectos que se pueden trabajar en un centro, de las muchas que se pueden encontrar en la red; no, es mucho más. Por ello, creo que es interesante analizar con detalle la estructura global y cada uno de los elementos que se integran en ese sistema. Esa será la tarea que me ocupe parte del verano.

Imagen en Pixabay de congerdesign

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